Los youtubers financiados por el gobierno neerlandés que se drogan delante de la cámara
Nellie Benner, Bastiaan Rosman y Rens Polman son tres jóvenes youtubers de los Países Bajos. Hasta aquí todo normal. Lo que los hace distintos es el contenido de su canal, DrugsLab (“Laboratorio de drogas”, en inglés), en el que prueban estupefacientes delante de la cámara como parte de un programa financiado por el gobierno de su país. Con un objetivo divulgador, entre otras cosas, los tres jóvenes prueban todo tipo de psicotrópicos para que el público vea los efectos que provoca cada uno. Cocaína, MDMA, peyote, marihuana, ketamina, LSD, cafeína, setas… Cada viernes a las cinco de la tarde prueban una nueva. Todo por la ciencia.
¿Cómo eligen las sustancias que prueban? ¿Cómo educan al espectador? Los propios youtubers lo explican en su canal: “Drugslab es un canal educativo de YouTube sobre drogas. En este canal de Youtube, nosotros, Rens Polman, Nellie Benner y Bastiaan Rosman, tomaremos las drogas que queráis que probemos. Hacemos esto en nombre de la ciencia para que podamos mostraros cuál es el efecto de las drogas en el cuerpo humano. Podéis sugerir cualquier tipo de droga, comentando en la sección de comentarios de debajo de los vídeos o utilizando el hashtag #drugslab. Además de nuestro experimento semanal, os proporcionamos métodos de uso seguros, [información sobre] las dosis seguras, los efectos, los riesgos y consejos muy útiles sobre lo que se debe hacer y lo que no cuando se está colocado”.
Cada vez que hacen un experimento, los youtubers miden constantemente su temperatura corporal y su ritmo cardíaco para que el espectador vea cuáles son los cambios fisiológicos. Para los psicológicos, hay que fiarse de su palabra. El abanico de drogas que prueban es casi tan amplio como la naturaleza misma. Y los comentarios que hacen sobre ellas van de la divulgación al disparate.
De valium, por ejemplo, un tranquilizante muy frecuente en países europeos y americanos y cuyo principio activo es el diazepam, Nellie Benner hace, entre otras, las siguientes recomendaciones: “Comprarlo solo con prescripción médica”, “ponerse en contacto con el médico antes de utilizarlo”, “no tomarlo nunca durante más de dos meses”, hacer una terapia en la que poder resolver los conflictos psicológicos que subyazcan para evitar tener que recurrir a la medicación, “no combinarlo nunca con alcohol” y no conducir en un periodo de tres días después de tomarlo. Y todo eso acerca de una pastilla que, en realidad, se encuentra en millones de casas de todo el mundo.
En el otro lado del espectro, es de nuevo Nellie Benner quien, en un vídeo en el que prueba GHB, tiene la siguiente conversación con Bastiaan Rosman:
ÉL: —Dicen que el GHB te pone cachondo.
ELLA: —Ahora mismo no estoy particularmente cachonda, pero sí que me gusta la sensación en mi cuerpo. Pero también tengo un poco de náuseas. Ahora mismo no tendría energía para sexo.
ÉL: —Puedes quedarte tumbada de espaldas.
ELLA: —Como una estrella de mar. Creo que me gustaría. Tengo una sensación agradable en la parte de abajo de la barriga.
ÉL: —¿Sí?
ELLA: —Como cosquillas enanitas del chocho.
ÉL:—¿Qué son cosquillas del chocho?
ELLA:—Como una sensación de hormigueo por ahí.
En otro vídeo igualmente indescriptible, Rens Polman decide, tras la petición de un espectador, masturbarse delante de la cámara (cubierto por una cortina), mientras prueba popper para ver cuál es el resultado. Alerta spoiler: final feliz. ¿Y cómo es la sensación? Resumiendo: está bien, pero tampoco es para tanto.
Pero incluso estos youtubers aparentemente sin inhibiciones tienen sus límites y sus líneas rojas. Más allá de la cortina del pudoroso Polman, Rosman dice, en el vídeo en el que su compañera prueba GHB, que prefiere no tomar esta sustancia: “Me da miedo engancharme”, razona, “no es que sea propenso a las adicciones, pero todavía no estoy preparado”. Además, ninguno de ellos mezcla (y tampoco recomiendan hacerlo) ni comparte con el público información sobre los proveedores de las drogas. Tampoco prueban cualquier estupefaciente; la heroína, por ejemplo, está vetada.
DrugsLab se emite como parte del programa Spuiten en Slikken (Dispara y traga), un espacio producido por la BNN, emisora pública de radio y televisión y dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia. Aunque tiene apenas un año de edad, DrugsLab celebró hace poco un hito importante en su historia: llegar al medio millón de suscriptores. Uno de los factores clave que sirven para explicar el éxito del proyecto es que, aunque los vídeos están en neerlandés, también están subtitulados en inglés y en ruso, con lo que se aseguran una audiencia potencial de cientos de millones de personas.
DrugsLab encaja dentro de la cultura de los Países Bajos, con una de las legislaciones antidrogas más laxas del mundo. Con todo, el país tiene una tasa de mortalidad por sobredosis de drogas significativamente más baja que la de otros países de su entorno, como Reino Unido, Dinamarca o Noruega, según un informe de este año del Observatorio Europeo de las Drogas y la Toxicomanía.