Chantaje, padres explotadores y un fraude millonario: qué fue de Jordy, el niño francés qué cantaba Dur dur d’être bébé!

Hace 30 años, un niño francés, de solo cuatro años, consiguió un récord Guiness por convertirse en «el cantante más pequeño en obtener un número uno». No obstante, Jordy Lemoine -conocido simplemente como Jordy- no solo logró llegar a la cima de los rankings de su país, sino de 14 naciones (incluida España), además de debutar en el número 58 de la prestigiosa lista Billboard. Y es que durante gran parte de 1992, Dur dur d’être bébé! [¡Qué duro es ser bebé!, en español] consiguió colarse en cada discoteca, chiringuito y radio de Europa. Es más, Jordy llegó a hacer una mini gira mundial y se presentó un par de veces en Madrid, donde declaró que le gustaba más cantar que jugar, que sus juguetes favoritos eran las Barbies y que de grande quería ser «doctor, policía y cantante». Pero, según fueron pasando los años, sus sueños se derrumbaron.

Jordy Lemoine nació en 1988 en Yvelines. Y aunque a los tres años parecía un niño como cualquier otro, su padre Claude Lemoine -un productor que estuvo involucrado en el éxito de la banda francesa Rockets- se dio cuenta que Jordy tenía un talento especial. Un don que podía hacerlo atractivo para las audiencias, por lo que decidió llevarlo a un casting de un anuncio de pañales. En la audición, Jordy debía decir la oración «¡qué difícil es mojar el pañal!» y, de acuerdo con algunas entrevistas de Claude, algo esa línea le sonó extremadamente musical. De esa forma, el productor comenzó a darle vueltas a la frase y, al cabo de unos días, logró transformarla en «¡qué duro es ser bebé!», lo que pronto se convirtió en un hit prometedor. Sin embargo, a su pequeño hijo no le apetecía nada cantarlo. Menos grabarlo.

Según algunos medios franceses, a la ex presentadora de radio Patricia Clerget -la madre de Jordy-, le costó semanas persuadirlo y «enseñarle» a rapear frente al micrófono. Aun así, ella prefería declarar cosas totalmente diferentes. Por ejemplo, en 1993, Clerget dijo al Washington Post: «A Jordy le sale natural cantar, porque a él le encanta hacerlo». «Jordy no siente ningún tipo de presión sobre él. Por ejemplo, todo comenzó porque estábamos en el estudio con Claude y él tomó el micrófono. Y nosotros, en vez de decirle ‘no toques nada’, lo dejamos, porque nos dimos cuenta que le gustaba», mencionó la madre. Pero al periódico le pareció sospechosa su conducta y, en pos de la verdad, decidió incluir en el reportaje que el niño estaba muy incómodo y que sus padres lo chantajeaban con que, si no cantaba, no lo llevarían a pasear en pony.

De hecho, muchos periodistas durante esa época le preguntaron a sus padres si ellos «impulsaban» la carrera de su hijo. Pero Claude y Patricia respondían siempre lo mismo: «No hay forma de obligar a un niño a subir a un escenario, porque no son como títeres. Para él esto es un juego y nosotros no tenemos nada que ver». Pese a ello, las evidencias decían lo contrario. Los Lemoine habían dejado sus carreras para «ayudar a Jordy» y, básicamente, vivían de sus presentaciones. Por eso lo llevaron en menos de un año por toda Europa, Estados Unidos y parte de Japón, Corea y Hong Kong, además de hacerle grabar tres discos. El primero de ellos –Pochette Surprise– fue un éxito con Dur dur d’être bébé!. No obstante, Potion Mafique y Récreátion no fueron más que anecdóticos y, de acuerdo con los expertos, no signifiaron ganancias para los Lemoine.

¿Y qué sucedió entonces? Claude y Patricia instalaron una especie de parque de diversiones con la imagen de Jordy. Pero, debido a la escasez de hits, el interés de la industria en el niño comenzó a decaer y se agotó la fuente de ingreso familiar. A raíz de ello, el matrimonio de los Lemoine entró en crisis y acabaron por divorciarse. Claude se fue por un lado y Patricia por otro. En concreto, a un la granja aislada. De ese modo, según el periódico Libération, en 1999 Jordy empezó a vivir como un niño común y corriente, al que le gustaba el fútbol, tocar la batería y practicar judo. Sin embargo, su tranquilidad solo duró hasta 2005, cuando empezó a ser consciente de su historia, revisó su patrimonio y se dio cuenta que no contaba con el dinero que alguna vez había ganado. Su padre lo había despilfarrado todo.

De esa forma, Jordy -de entonces 17 años- decidió volver a la luz pública y dar a conocer «su verdadero yo», sin presiones, en un reality llamado La Ferme Célébrités. En él, el ex cantante contó duros pasajes de su infancia, que sí se sentía explotado y que su éxito no había sido tan feliz como parecía en los 90, por lo que el público se compadeció rápidamente de él y, al cabo de unas semanas, lo transformó en el flamante ganador del programa. Pero la ex estrella no se conformó con su triunfo y, un año después, escribió un libro para reivindicar su historia. Se trata de Ya no soy un bebé, donde cuenta por qué responsabiliza a su progenitor del abuso que sufrió y por qué exculpa a su madre, quien lo habría salvado de vivir en la explotación.

«Claude Lemoine es el rey de la manipulación mental. Me robó y me mintió. Fue horrible entrar a mi cuenta y ver una cantidad irrisoria de dinero. No había ni rastros de las ventas de discos, los conciertos o mis derechos de imagen», afirmó en 2006. Durante la misma época, Jordy intentó retomar su carrera musical con un grupo llamado Jordy & The Dixies. Pero su ex discográfica SONY BMG le impidió cantar sus canciones antiguas, lo que provocó una ira profunda en el joven, quien -tres años después- decidió demandar a la multinacional y a su padre por daños y perjuicios.

Y aunque a algunos les parecía imposible, Jordy ganó cerca de un millón de euros. ¿Y que hizo con el dinero? Lo utilizó para formarse como ingeniero en sonido, casarse, tener dos hijos y empezar a vivir como un anónimo, de bajo perfil, en Gran Bretaña.

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