La jugadora del Caranza dice que tiene dolor en la mandíbula y moratones en las piernas.

Violencia extrema en un partido de fútbol femenino

La jugadora del Caranza dice que tiene dolor en la mandíbula y moratones en las piernas.
La jugadora del Caranza dice que tiene dolor en la mandíbula y moratones en las piernas.

Las mujeres tienen cada día una mayor presencia en el fútbol, aunque el fútbol femenino parece haber arrastrado alguno de los peores vicios del masculino, la violencia. Una jugadora del Galicia de Caranza, María de la Merced Cartelle, denunció en la noche del pasado viernes a ocho jugadoras del Rápido de Neda por agresión. En la denuncia, presentada en el cuartel de la Guardia Civil de Fene, relata que el viernes, sobre las siete y cuarto de la tarde, se encontraba en la localidad de Neda jugando un partido de fútbol ocho femenino entre el Neda y el Galicia de Caranza. En una de las acciones del partido una jugadora contraria la agarró por un brazo y al recriminarle su actitud, esta le dio una bofetada en la cara. Al intentar separarse de ella se le acercó la portera del equipo de Neda (la acción era cerca del área) y cuando estaba intentando levantarse esta le dio una patada en la mandíbula, perdiendo el equilibrio y cayendo nuevamente al suelo, momento en el que se le acercó el resto de las jugadoras y le comenzaron a dar patadas por todo el cuerpo.

Añade que se acercó una compañera de su propio equipo e intentó sacarla de allí, con la ayuda de los entrenadores, por lo que la agresión terminó. Posteriormente, las jugadoras del Caranza se encerraron en su vestuario y el partido se suspendió. En su denuncia cita a la primera jugadora que le agredió, a la portera y añade que el resto de las agresoras eran las que se encontraban en ese momento en el campo, en total son ocho, ya que dice que de las del banquillo no participó ninguna.

Tras abandonar el campo del Neda, la jugadora del Galicia de Caranza agredida, María de la Merced Cartelle se trasladó al Hospital General Juan Cardona, en Ferrol, en donde el juicio clínico fue policontusiones y se le da el alta con una medicación de Ibuprofeno 600 mgr. para evitar el dolor y le entregan una hoja de recomendaciones propia de los casos de traumatismos craneoencefálicos.

El árbitro del partido, Francisco García, refleja en el acta la primera bofetada de una jugadora y varias patadas y puñetazos de la portera del Neda, pero no habla del resto del equipo.

La otra cara de la moneda

En el Neda, el presidente del club, Amador Rodríguez, asegura que: «No pude ver nada de lo que pasó, estaba ayudando en la cantina». El delegado del equipo femenino, José Luis Rodríguez «Cocheli» indicó: «Cuando llegué al vestuario ya vi que las cosas estaban calientes, creo que ya se habían amenazado por Whatsapp debido al partido de la pasada temporada con el Caranza, ya que se habían lesionado tres jugadoras. En la primera parte ya hubo un rifi rafe pero quedó en nada, en los primeros minutos de la segunda parte ya se enzarzaron», comenta.

Añade: «Pasó en este partido pero ya pudo pasar en muchos otros. Creo que en el fútbol femenino hay muchas chicas que no tienen educación deportiva, que no lo han vivido desde pequeñas ya que se metieron en el fútbol de mayores. Yo me canso de explicarles que cada golpe que reciben no es una agresión, que a veces se llega tarde y que el fútbol es un deporte de contacto pero se lo toman todo a la tremenda. Dan ganas de deshacer todo», dijo.

Andrés Rodríguez, técnico de Neda, declaró en el portal Voltaaría que la jugadora del Caranza lo provocó todo y que en el acta no se refleja lo que sucedió ya que no hubo puñetazos: «Mis jugadoras no son unas santas pero que no les cuelguen el muerto siempre», dijo.

«En el suelo me dieron numerosos puñetazos y patadas, recibí por todos lados»

Eran todas contra mí. Una compañera intentó ayudarme aunque no pudo hacer nada. Yo tengo 27 años pero soy la veterana del equipo, el resto son niñas de 12, 13 o 14 años y se quedaron paralizadas con el miedo, lloraban y temblaban».

Explica que acabó medio mareada pero que nunca llegó a perder el conocimiento: «Me protegí bien la cabeza con los brazos, no me imagino que hubiese pasado si los golpes se los dan a una de las pequeñas».

Ya en frío, cuando se fueron del campo, nadie le pidió perdón: «Al contrario -dice- todavía nos insultaban y amenazaban. Creo que las de Neda son chicas conflictivas, siempre están insultando y amenazando. Cuando nos fuimos también salimos con miedo, ya que había altercados entre los aficionados.

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