Unos estudiantes compran un sofá de segunda mano y un día notan un bulto en un cojín
Tres estudiantes de la State University de Nueva York, comparten un apartamento. En 2014, Lara, Reese y Cally necesitaban comprar un sofá, pero al no disponer de mucho dinero, decidieron visitar tiendas de segunda mano para ver si encontraban algún mueble que se ajustara a sus necesidades.
Tal y como cuenta el Daily Herald, en la tienda solo había un sofá lo suficientemente pequeño para su salón, y aunque era muy viejo y no olía demasiado bien, costaba 20 dólares, por lo que los estudiantes decidieron comprarlo. Varios días después de la compra, los estudiantes estrenaron el sofá con un maratón de pelis, pero uno de ellos se dio cuenta de que había algo dentro de los cojines del sofá. Los chicos decidieron abrirlo, y se encontraron un sobre con 700 euros en su interior.
Al revisar más concienzudamente el mueble, los chicos encontraron muchos más sobres con una cantidad que ascendía hasta los 40.800 dólares en total!!!
Los estudiantes fantasearon en lo que gastarían el dinero, pero Lara encontró un nombre escrito en uno de los sobres. Tras hablarlo con sus compañeros, los tres decidieron que intentarían encontrar a esa persona para devolver el dinero: «No es nuestro dinero. No nos lo hemos ganado», acordaron los chicos. Al día siguiente, encontraron el nombre en un listín telefónico y decidieron llamar para ver quién contestaba.
Al otro lado de la línea, una anciana respondió y Reese le dijo «tengo algo suyo. He encontrado un sofá». La mujer contestó «¡Madre mía, puse un montón de dinero en ese sofá!».
Según parece, la anciana y su marido guardaron en su sofá sus ahorros, pero al morir su marido ella fue operada de la espalda y empezó a dormir en el sofá, por lo que su hija pensó que sería mejor cambiárselo por una cama más cómoda sin saber el dinero que había dentro. Los jóvenes le devolvieron su dinero y recibieron una propina de 1.000 dólares por su generoso acto.