Las violaciones fantasma de Bolivia
Durante mucho tiempo, los residentes de la colonia de Manitoba, Bolivia, pensaron que algunos demonios se dedicaban a violar a las mujeres del pueblo. No había otra explicación. No hay forma de explicar cómo una mujer podía despertar con sábanas cubiertas de sangre y semen, y no recordar nada de la noche anterior. No hay forma de explicar cómo una chica se fue a dormir vestida, y despertó desnuda y cubierta de huellas sucias por todo el cuerpo. No hay forma de entender cómo otra podría soñar con un hombre arremetiendo contra ella en un campo y luego despertar a la mañana siguiente con hierba en el pelo.
Para Sara Guenter el misterio fue la cuerda. A veces despertaba en su cama con pequeños pedazos de cuerda atados a las muñecas o los tobillos, con la piel herida y llena de moretones. A principios de este año, en la colonia de Manitoba, visité a Sara en su casa de cemento pintado como si fueran ladrillos. Los menonitas son similares a los amish en su rechazo a la modernidad y la tecnología, y la colonia de Manitoba, como todas las comunidades menonitas ultraconservadoras, es un intento colectivo de retirarse lo más lejos posible del mundo no creyente. Una brisa ligera de soja y sorgo se desprendió de los campos cercanos mientras Sara me contaba que además de la cuerda misteriosa, esas mañanas también despertaba con las sábanas manchadas, intensos dolores de cabeza y un letargo paralizante…