¿Qué son los sueños y por qué soñamos?

Ya lo decí­a el ilustre Calderón de la Barca «…que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son…» Lo cierto es que si juntásemos todo el tiempo que pasamos soñando a lo largo de nuestra vida, serí­an seis largos años, pero… ¿por qué soñamos? ¿qué son los sueños? Si los describimos someramente, resultan una secuencia de imágenes con sentido, aunque incongruentes, en la mente mientras dormimos, con un fuerte componente emocional para el soñador…

Los sueños han suscitado desde tiempos ancestrales el interés del hombre e incluso su interpretación guiaba los designios de pueblos y,  por supuesto, la comunidad cientí­fica ha trabajado y sigue trabajando para dar una explicación sobre los mecanismos que provocan la experiencia oní­rica y su función para nuestro organismo. En 1900 Sigmund Freud publicaba «La interpretación de los sueños», que supuso una revolución en la concepción del fenómeno, porque postulaba que los sueños eran una deformación de nuestros verdaderos deseos y sentimientos. Lo que recordamos es una versión censurada de nuestros deseos inconscientes, que encontrarí­amos inaceptables y soñar serí­a una válvula de escape para superar el no realizar nuestros deseos más ocultos.

Durante muchos años, las hipótesis freudianas guiaron la investigación sobre el sueño y su significado, pero, a medida que la ciencia ha avanzado, esta teorí­a ha sido objeto de numerosas crí­ticas y los investigadores se muestran escépticos ante la capacidad explicativa de la misma. Actualmente son dos hipótesis, las que cuentan con más respaldo:
€¢ Hipótesis clí­nico anatómica del sueño: Los sueños se originan con estí­mulos externos, recuerdos y cualquier otra estimulación que este recibiendo el cerebro. Entonces, sólo serí­an pensamientos que resultan peculiares porque no tienen censura, porque durante el sueño, la corteza motora (controla el movimiento) y la corteza prefrontal (controla la coordinación de pensamiento), están desactivadas, sin embargo la actividad en el hipotálamo/amí­gdala está a pleno rendimiento y en esta área se controlan las emociones, por eso nuestros sueños no están exentos de las mismas.
€¢ Hipotésis de activación – sí­ntesis: Esta teorí­a, formulada por Hobson y McCarley, indica que la actividad neuronal creada por las ondas que se originan en nuestro cerebro durante el sueño, hace que nuestra corteza prefrontal quiera dar una interpretación a toda esta información y aglutina toda la información creando historias sin sentido. Seguramente alguna vez has soñado que estabas cayendo, pues bien, esta teorí­a da una curiosa explicación para este sueño: el sistema vestibular alerta al cerebro que nuestra postura no es la habitual, y este interpreta la posición como estar volando o cayendo. Aunque precisamente este tipo de afirmaciones, demuestra los puntos débiles de esta teorí­a ¿por qué no soñamos siempre estar cayendo entonces? Y aunque deja aspectos sin explicar, esta última teorí­a, es la más aceptada actualmente, para vislumbrar qué ocurre dentro de nuestro cerebro mientras dormimos.
¿Puede influir nuestro equipo de descanso en nuestros sueños?
La respuesta es sí­. Evidentemente un conjunto deficiente, puede hacernos que no durmamos con la temperatura adecuada, o que no estemos cómodos, acortando las fases naturales del sueño, y por tanto los perí­odos de actividad oní­rica. Además, teniendo en cuenta las teorí­as expuestas, la experiencia circundante, condiciona la temática del sueño, si nuestra cama no nos proporciona agradables sensaciones, difí­cilmente nuestros sueños serán satisfactorios.

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